lunes, 29 de julio de 2013

LA RECETA DE MI ABUELA...♥




Obedece y honra a tus padres, respeta y obedece a los dioses, se honesto, di la verdad y no comas demasiado rápido.

Enseñanza azteca

Recuerdo cómo cocinaba mi abuela —la manera en que el aro­ma de los tamales frescos deleitaba mi nariz y estimulaba mis glándulas salivales. Ella bendecía la olla, siempre bendecía la olla antes de cocer los tamales al vapor. "Saben mejor con la bendi­ción de Dios," decía. Yo siempre quise saber la receta de sus deliciosos tamales, pero ella me pedía que esperara.


"Tenemos tiempo de sobra", decía ella.


Recuerdo los tamales de mi abuela... Cómo sus manos re­volvían enérgicamente la masa y cómo, con el dorso de una cu­chara, esparcía esa pasta en las hojas de maíz al golpetearla con paciencia, como un artista que aplica con delicadeza los colores en el lienzo.





"Vivir la vida es como esparcir la masa en hojas de maíz. Si no eres paciente y esparces la masa demasiado rápido y con poca finura, obtendrás tamales aterronados que se desmoronarán con facilidad. No tengas demasiada prisa por crecer", decía. "Espar­ce tu tiempo de manera equilibrada y disfruta cada día".


Mi estómago rugía y se me hacía agua la boca al pensar en el primer mordisco de masa recién cocida con frijoles y chile. Ella decía una pequeña oración antes de la primera mordida, siempre antes de la primera mordida. "Sabe mejor cuando has agradecido a Dios por concederte otro alimento", decía. Y en­tonces, comíamos al fin.


Cuando me fui de mi tierra, mi abuela me entregó un pa­pel doblado. Extendió su brazo, y su mano arrugada y correosa temblaba incontrolable mientras trataba de alcanzar mi palma. "Siempre has querido la receta", dijo mi abuela con una sonrisa y con lágrimas en los ojos.


Yo estaba muy triste por separarme de mi amada abuela, pero muy contenta de que me hubiese dado la receta de sus tamales, y pensaba que seguir esa receta sería como reconectarme con mi abuela, aun cuando nos separasen varios cientos de millas.


No leí aquel papel sino hasta después de llegar a casa aquella tarde. Cuando lo abrí, descubrí que mi abuela me había dado mucho más que una receta para tamales. En aquella página, junto con la receta para tamales, estaba la receta de mi abuela para la vida: "Bendice tus alimentos, ten paciencia y da gracias cada día".









Jacqueline Méndez

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