miércoles, 30 de mayo de 2012

Los Agujeros Del Cuerpo, Una Mirada Psicogenealógica Al Ombligo.

 

Cada orificio del cuerpo es una puerta abierta (o cerrada) al intercambio con lo que nos rodea. La boca la nariz, los poros de la piel, la oreja, la vagina, el ano… Todo tiene su valor simbólico. ¿Está abierta o cerrada esa puerta?. Nariz taponada, la otitis, agmídalas, hemorroides, son obstáculos en el natural y saludable fluir del intercambio con el exterior.

Pero hay una puerta que se cerró para siempre: el ombligo. Dice Jean Le Du, psicólogo de formación analítica, que el ombligo marca en nuestro cuerpo con el sello de su origen: es el rastro del deseo del otro con respecto a nosotros e inscribe la imposibilidad de que nosotros mismos nos fundemos. Hemos nacido del deseo del otro. Digamos que esa redondeada cicatriz nos recuerda que somos un fruto nacido de un árbol. El nudo narcisista de nuestro árbol que nos hace llevar el nombre de nuestros ancestros, la profesión, el territorio, etc., también nos hace mirarnos demasiado el ombligo. Dirigir la mirada hacia afuera de ese centro narcisita, es sentir que nos creamos a nosotros mismos. Es desidentificarnos de nuestro árbol y empezar a crearnos a nosotros mismos.

PLANO CREATIVO

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